Las algas frescas se conservan en sal para aumentar su período de consumo, un proceso similar al que se lleva a cabo con el bacalao u otros alimentos.
Es muy sencillo, tan solo tienes que lavar las algas durante un minuto, en un bol con agua o bajo el grifo, para quitarles el exceso de sal.
Si a gusto del consumidor sigue teniendo demasiada sal se puede volver a repetir la operación.
Una vez lavadas se pueden integrar en multitud de platos y preparaciones.
¡A disfrutar de las verduras del mar!